Las mujeres aprenden intuitivamente este fenómeno: si mantienen la boca cerrada, es más fácil que los ojos parpadeen con lo cual el producto va a parar fuera de las pestañas, produciendo un pequeño desastre. Al fin y al cabo, aplicar rímel es casi una operación de miniaturista.
Las mujeres aprenden intuitivamente este fenómeno: si mantienen la boca cerrada, es más fácil que los ojos parpadeen con lo cual el producto va a parar fuera de las pestañas, produciendo un pequeño desastre. Al fin y al cabo, aplicar rímel es casi una operación de miniaturista.
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